Códice Trujillo - Danza de los diablicos |
Entre los años 1782 y 1785, Baltazar Jaime Martínez Compañón Obispo de Trujillo se dedicó a viajar durante esos años por los pueblos que él tenía a cargo para conocer de cerca la vida de esas comunidades.
Lo observado fue registrado por él mismo a manera de ilustraciones y notas en un cuaderno que se conoce como el Códice Trujillo del Perú o Codex Martínez Compañón.
El códice se encuentra ahora en la biblioteca del palacio real de Madrid y constituye una valiosísima joya pues aparte de contener mapas, dibujos de la flora y fauna de esos lugares, e ilustraciones que reflejan las costumbres de la sociedad peruana de aquel entonces, guarda “el alma de la música popular latinoamericana “es decir partituras de canciones que la gente solía cantar en sus celebraciones profanas y también religiosas.
Lo atractivo está en que en aquellos tiempos no era usual que se escriba la música popular como si lo era la música hecha en los templos o la hecha por las clases altas y por personas con estudios formales. La música popular era transmitida por tradición oral y corría el riesgo de perderse en el tiempo sin embargo gracias al Obispo Martínez Compañón quién tenía formación musical académica logró escribir muchas de las expresiones musicales que registradas en su códice nos permite conocer sus características que aunque marcadamente escritas según la tradición europea y que obviamente esta característica tiene mucha relevancia --desde los instrumentos hasta elementos propios de la música del viejo mundo como la forma de manejar la armonía –son relevantes también los aportes indígenas y afro americanos, desde la letra hasta elementos musicales propios de las culturas del nuevo mundo.
Esta música mestiza que constituye la expresión más pura de la música barroca peruana y que aunó la tradición europea indígena y afroamericana y que aunque es temporalmente muy lejana pero resulta musicalmente muy próxima y familiar es el alma de nuestro presente sonoro. No será raro entonces encontrar en estas piezas un antecedente de lo que ahora son el huayno, yaraví, Huaylas, y distintos géneros musicales.
Las piezas del códice son hoy en día interpretadas con gran maestría belleza y pasión en distintos escenarios de Europa y en el Perú han sido dadas a conocer intensamente por personajes como el laureado guitarrista Javier Echecopar o el musicólogo José Quezada Macchiavello quién publicó varias obras sobre la música y el arte barroco en general.
Les dejamos aquí una exquisita muestra de una de las canciones más bellas registrada en el códice.
Gracias Miguel Gonzales por tu aporte. La vista Gorda
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