Creación de Adán - Miguel Angel |
Hace miles de años los hombres han vivido en un ethos ("Hábito, carácter o modo de ser", según Aristóteles) gobernados por el mito, esta forma de concebir y actuar en el mundo estaba sujeto a normas o reglas preestablecidas denominadas tabú. Así por ejemplo la ausencia de lluvias en una región determinada trocábase en motivo místico. Los moches, quienes se asentaron desde el S. III A.d.C hasta el S. VII D.d.C, pensaban que las condiciones secas del ecosistema se debía a que los hombres no habían agradado a los dioses, es así como en esta peculiar cultura el factor del mito era el modo normal de vida, edificada a partir de una estructura material de escasez y hasta necesidad, por lo cual fueron empujados por el miedo y la ignorancia (desde nuestra civilización) a realizar sacrificios humanos.
Este ha sido el mecanismo convencional de todas las civilizaciones, aun ahora en la era del “youtube”, “facebook” y “twitter”, persisten culturas (no contactadas) en la Amazonía de América, en las islas de Asia del sur y regiones del África donde el mito es el sistema de vida por excelencia, la oralidad constituye parte esencial del consciente colectivo.
Pero el hombre en el proceso de su historia es un ser instrumental, tiende a trascender su naturaleza misma, esta cualidad los griegos la denominaban “logos” que significa: la palabra en cuanto meditada, reflexionada o razonada, también puede significar en términos didácticos para este ensayo: ciencia y razón.
Es exactamente la capacidad de invención lo que diferencia al ser humano de los demás seres, el logos se ha tornado desde la Grecia hasta nuestros días, en la forma más madura de concepción del mundo. El logos marca un después en la cosmovisión, la religión (mito) da la posta a la filosofía – ciencia (logos). Desde ese instante la explicación de los fenómenos que antes eran fantásticos y misteriosos, como el fuego, el rayo el sol, la lluvia entre otras manifestaciones naturales (panteístas), son explicadas mediante los modelos de pensamiento (operaciones lógicas), esta capacidad del hombre de simular los fenómenos han hecho de la ciencia, el instrumento por excelencia, prueba de ello es la tecnología.
Aunque el logos no ha confinado al mito, ni siquiera en la cultura occidental. El hombre aun media entre estos dos ethos, generándole un pathos que algunos denominan angustia existencial. Compréndase aquí que pathos significa: «todo lo que se siente o experimenta, estado del alma como tristeza, pasión, padecimiento, enfermedad». Así el hombre parece ser un ser indeterminado (pesimismo), o en todo caso un ser que se va definiendo a sí mismo (historicismo). El hombre que habitó la caverna y se abrigaba con pieles y fuego yace ahora en una cama térmica en algún pent-house de New York, el hombre que solía adorar a la luna, los astros y planetas va ahora hacia ellos y los explora, el hombre que lanzó una piedra para ahuyentar alguna fiera, hoy puede hacer del Everest una playa si así lo quiere. Esta comparación no tiene que ser visto como un panegírico a la hazaña humana o la gracia del logos necesariamente. Al contrario tiene que ser un llamado de atención a la potencialidad destructiva que encierra la tecnología, el quehacer humano; he aquí donde entra el factor moral, que en esencia es una herencia del mito, no es un tabú, menos una prohibición, sino es un llamado a la reflexión.
El logos ortodoxo deviene en inteligencia y razón instrumental el logos autocrítico o reflexivo, acaece en conciencia y razón moral. Entonces tenemos dos opciones, por un lado desarrollo civilizado pensado desde el hombre y para el hombre (involucra naturaleza desde luego) y por el otro progreso deliberado y gobernado por ley de la inercia (mito ortodoxo).
El mito es el gran fantasma que el logos debe revelar, pues es el camino que nos conduce a Dios*, a encontramos con nosotros mismos, pero esta vez no como seres extraños, sino como seres defensores de lo más sagrado: de la vida y el amor.
La vida es un buscarse a sí misma, el hombre lo más grande de la creación es el primero llamado a llevar a cabo esta gran hazaña, ¿o lo harán acaso las plantas, los animales, o tal vez una nueva gran explosión?
* Dios en el sentido de ente universal no alejado de la naturaleza, sino como el ente inteligente de ésta, como lo es el alma al cuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario